Aprender en un mundo BANI

Andábamos aprendiendo qué significaba VUCA, cuando el mundo se volvió BANI.

Los términos Volátil, “Uncertain”, Cambiable y Ambiguo que se definieron en los años 80, ya no son suficientes para definir la realidad.

Desde el inicio de la pandemia, el mundo se volvió BANI. Y lejos de apaciguarse, parece que cada vez lo es más.

Brittle (Frágil, que se rompe cuando se somete a estrés, sin deformación previa).

El mundo es frágil porque hay demasiadas fuerzas que lo someten. Unas fuerzas que no permiten, apenas, deformación como forma de adaptación. Estallan sin previo aviso, nos cogen por sorpresa. Y rompen lo que dábamos por sentado.

Hoy más que nunca tomamos consciencia de lo sistémico que es el mundo. El aleteo de una mariposa en un lugar del mundo genera tsunamis en otros entornos.

ANSIOSO

La ansiedad es ya la siguiente epidemia. Existe el miedo a perderse algo si no se está permanentemente en red, el famoso FOMO (Fear of Missing Out).

 

No sentirse capaz de adaptarse, de seguir el ritmo, de estar en todo. La ansiedad de no ser suficiente, no valer, no llegar. Miedo a quedar fuera.

NO LINEAL

Ya no hay causa-efecto, los eventos suceden sin que podamos entender qué los provocó. No podemos predecir, porque las normas han cambiado.

Suceden catástrofes a partir de sucesos aislados, de forma inesperada. De repente hemos descubierto los cisnes negros.

INCOMPRENSIBLE

Hay tanto que sucede que no comprendemos…. Comportamientos, consecuencias, reacciones que no responden a los principios con los que crecimos.

 

¿Cuántas veces te has quedado mirando con sorpresa las noticias, pensando para ti “cómo puede ser…”?

¿Cómo manejarse en este contexto?

De nuevo, o tal vez hoy más que nunca, el aprendizaje es la mayor herramienta. Pero para un entorno tan nuevo, el aprendizaje no puede ser el de siempre. Necesitamos un aprendizaje que nos permita hacer frente al significado de las siglas BANI.

B de BPlan para la fragilidad (Brittleness)

Para la fragilidad, se propone buscar la no-fragilidad, que no es lo mismo que fortaleza. Este último puede conllevar rigidez, cuando ahora mismo hace falta todo lo contrario: flexibilidad, resiliencia, capacidad de adaptarse. 

Aprender a aprender ágil, sin aferrarnos a procesos concretos, teniendo la capacidad de cambiar cuando no nos pide aportar las soluciones que necesita el entorno, cuando el método nos vuelve, sin darnos cuenta, más frágiles. Necesitamos planes B para cuando el plan A se rompe y tener la flexibilidad de cambiar de plan, sin aferrarnos a ninguno. 

A de Awareness (auto consciencia) para la ansiedad

Tomar consciencia de nosotros y de nuestro alrededor. Tener la capacidad de conocer, de percibir, de sentir lo que sucede alrededor.

Desde la consciencia como camino hacia la esencia, podremos gestionar mejor la ansiedad. Mirando dentro, no fuera. Decía Jung que “mientras el inconsciente no se haga consciente, seguirá dominando tu vida y lo seguirás llamando destino”.

Pregúntate: ¿qué quieres?¿qué te inquieta? ¿por qué? ¿cuánto te conoces? ¿qué desconoces de ti? Para, desde ahí, aprender lo que te falte para tomar consciencia de ti, de lo que sientes, de cómo observas, de cómo actúas.

El aprendizaje vuelve a ser la mejor herramienta. Pero no el de siempre, sino un aprendizaje que nos permita cambiar el sortear de las siglas BANI.

No Expectativas para la No Linealidad

Si el mundo no es lineal, deja de esperar que llegue lo obvio. Sabiendo que las ‘casualidades’ son más frecuentes, casi, que las causalidades, deja de predecir.

Ya no podemos predecir qué estudios nos van a garantizar estabilidad laboral; lo que aprendas hoy tal vez no te sirva mañana. Y no sabemos qué será lo que sí lo haga. 

Tal vez deberíamos abrir la mirada, también, hacia la falsabilidad, según la cual una teoría puede ser cierta mientras no se demuestre lo contrario. Quizá la replicabilidad, en la que se basa la ciencia, no sirva para explicarlo todo -mucho, sí; todo, tal vez no. 

Nos encontramos con que hay áreas donde la causa-efecto no existe, donde no se puede esperar siempre el mismo resultado, a partir de la misma acción.

Si tomamos consciencia de la no-linealidad y aplicamos la no-expectativa, tal vez podamos abrirnos a otras posibilidades, a no esperar, a no juzgar las consecuencias desde lo esperado, sino desde lo “llegado”.

Y esto exige aprendizaje, sí. Pero no del que está en los libros, sino del que trabajamos día a día, expectativa tras expectativa que no se cumplió.

INTuición frente a la incomprensión

Sentir más. Permitirnoslo.

Porque aunque defiendo la necesidad de reflexión y de pensar mejor, quizá a veces deberíamos bajar la voz de la cabeza y subir un poco más la del corazón. Escuchar más desde las tripas.

Y es que, curiosamente, cuando te escuchas sin condiciones es cuando tu cerebro dicta, en formato casi subliminal, ese conocimiento que tenías escondido, entre conexiones sinápticas. Más próximo a la zona límbica que al neocórtex, pero más cierto de lo que podrías haber obtenido forzando sólo la zona consciente de tu mente.

Intuir lo que necesitas saber, escuchar a tu alrededor sin juicio y mirar al futuro en plena presencia para saber qué potencial necesitas desplegar. 

Tal vez necesitemos más sabiduría que erudición; más intuición que comprensión.

En este contexto BANI, más que nunca ya no depende de sabernos las respuestas, sino de hacernos nuevas preguntas. Y la primera gran pregunta, para mí, sería: ¿para qué aprendes?