Si no lo creo, no lo veo
Si no lo creo, no lo veo. O el poder de las creencias. No somos conscientes de cuánto nos influyen porque al ser creencias, no nos las cuestionamos. Están tan arraigadas, que forman una base sobre la cual construimos, sin pensar que tal vez esté equivocada. Cambiarlas equivale, muchas veces, a remover y modificar el suelo sobre el que edificamos nuestros comportamientos y pensamientos. Y esto es